Un
estudio difundido por la plataforma Asociación de Parejas Afectadas por la Eyaculación Precoz (APAPEP)
afirma que el 80% de los españoles varones padece eyaculación precoz en algún momento de su vida. Por
su parte, la Asociación Española de Medicina Interna (SEMI) sitúa la
cifra de afectados en una horquilla del 25 al 40 por ciento de los
hombres a lo largo de su vida
sexual activa.
Más allá de la evidencia de que esta disfunción es mucho más común de lo que normalmente estamos dispuestos a admitir, estos
datos nos hablan también de un drama personal para miles de parejas que sufren en silencio las
consecuencias de esta anomalía... y este es el primer
error
El primer paso para poner remedio a la eyaculación precoz es reconocerla, tanto externa como interiormente. Para
ello es imprescindible tener el apoyo necesario y, sobre todo, la
fuerza de voluntad suficiente como para afrontar la situación. Por
supuesto, también es obligatorio conocer las
señales que demuestran que, en
efecto, las sospechas están fundadas y este problema
médico existe realmente.
El cirujano urólogo y experto en medicina sexual François Peinado define la eyaculación precoz como “una falta de control sobre el reflejo eyaculatorio”. El especialista asegura que “este trastorno afecta a la fase del orgasmo masculino durante la relación sexual, de manera que, en los casos más graves, el varón puede llegar a eyacular antes de la penetración a su pareja o muy pocos segundos después de hacerlo". “La mayor parte de los especialistas estamos de acuerdo en que este problema interfiere con el bienestar sexual y emocional de uno o ambos amantes”, señala Peinado. Además, añade, "la eyaculación precoz causa frecuentes problemas emocionales, tanto para el paciente como para su pareja, adicionales a la conclusión repentina del acto sexual".